Reseñas: Perspectivas sobre los
Relatos de Belcebú

Richard Smoley, autor

Richard Smoley, autor de Inner Christianity, se especializa en espiritualidad y religión.

El mejor estudio que he visto sobre el complejo laberinto que son los Relatos de Belcebú. Altamente recomendable para todos los estudiosos de Gurdjieff. Las reflexiones sobre los hidrógenos por sí solas ya justifican el precio del libro. Además, el diseño y la realización del libro son magníficos.

15 de abril de 2005

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Seymour B. Ginsburg, Delray Beach, Florida

Los seguidores de la enseñanza de Gurdjieff que se han atrevido a estudiar realmente los Relatos de Belcebú, han descubierto, y continúan descubriendo, capas sobre capas de significados ocultos, a lo largo de los cuarenta y ocho capítulos que componen el libro. Pero, ¡cuán reducido es el número, entre nosotros, hoy en día, de los que podemos aportar a nuestras indagaciones, los más de cincuenta años de estudio que Keith A. Buzzell ha dedicado a los Relatos , comenzando casi desde la fecha de su primera publicación en 1950! En este siglo 21, para el cual es posible que Gurdjieff estuviera preparando a la humanidad a través de su enseñanza, los grupos de estudio Gurdjieff han incrementado sostenidamente su disposición a asumir el desafío de estudiar los “Relatos de Belcebú a su Nieto” Grupos reducidos de seguidores en todo el mundo se reúnen actualmente para compartir sus propias reflexiones sobre lo que Gurdjieff deseaba que comprendiéramos en cada página del libro… Al leer “Perspectivas sobre los Relatos de Belcebú”, esta maravillosa colección de ensayos, el lector podrá descubrir una cantidad de momentos de “¡Ajá!” y encontrarse diciendo, “Sí, probablemente esto es lo que Gurdjieff quiso transmitir”. Este libro es de lectura obligatoria para quienes estudian seriamente los Relatos de Belcebú a su Nieto.

4 de abril de 2005

Lea sobre Seymour B. Ginsburg en gurdjieffclub.com

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Revista “Living Traditions”, Australia

No voy a engañar al lector; es este un libro que exige concentración y análisis.
Es conocimiento condensado; cada capítulo está construido cuidadosamente y redactado como si cada palabra hubiera sido sopesada una y otra vez. Está bien ilustrado y los numerosos cuadros y diagramas nos ayudan efectivamente a apreciar la comprensión que se está brindando. Al igual que con Relatos de Belcebú a su Nieto, se requiere un esfuerzo para adentrarse en las ideas y conceptos que se presentan. Honestamente, no es un libro para un principiante; no obstante, cualquiera que haya intentado comprender Belcebú obtendrá algo profundo con este volumen.

5 de abril de 2007

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Dr. Joseph Azize, autor

(El sitio web del Dr. Joseph Azize se puede encontrar aquí)

Los diversos ensayos de este libro se unen entre sí por su focalización en los escritos de Gurdjieff, y por la presencia, en este libro, de lo que podríamos denominar “pensamiento activo”. Al leer estas perspectivas, cobraba gran fuerza en mí la impresión, una y otra vez, de que el autor se ha movido, con su material, desplegando sensibilidad y cuidado. Buzzell no ha estudiado solamente a Belcebú, sino también su propio pensamiento, y ha producido una obra que trasciende la inevitable parcialidad y limitación de la mente individual. Después de todo, lo único que podemos hacer es pensar como lo hacemos. Pero es posible expandir el alcance de nuestro pensar.

Para explicar lo que quiero decir: esta obra se dirige a aquellos que están estudiando Belcebú. Buzzell suministra extractos ilustrativos de los escritos de Gurdjieff, y algunas citas especialmente relevantes tomadas de otras fuentes, tal como Alfred Orage, quien jugó un papel fundamental en la producción de Belcebú. Pero dudo que estas perspectivas significarían mucho para una persona que no estuviera familiarizada con Belcebú, o, por lo menos, con las ideas de Gurdjieff. Buzzell podrá darse por satisfecho si el lector del libro se siente inspirado para volver a Belcebú con renovado impulso para nutrirse con su estudio (pág, 2). En consecuencia, este volumen puede considerarse como un fruto de Belcebú, y también como un estímulo para regresar al mismo, para recoger mayores cosechas.

Buzzell realza la obra con sus antecedentes notablemente diversos en los campos de la medicina, la práctica profesional como médico, la ciencia, la docencia, y el estudio práctico de las ideas. En lugar de limitarse a simplemente escribir acerca de Belcebú o sobre lo que él piensa acerca de BeelBelcebúzebub, Buzzell piensa bajo el estímulo de las prácticas de Gurdjieff: escribe solamente sobre lo que comprende, incluso señalándolo cuando hay un misterio o una limitación a su propia comprensión.

Los diversos capítulos se pueden leer en forma secuencial, pero no están vinculados entre sí secuencialmente, y pueden leerse como ensayos individuales. Cada texto presenta percepciones originales sobre lo que son los “hidrógenos”, el eneagrama, el “órgano kundabuffer”, y otros temas. La presentación del libro es impecable, con una tipografía que es destacada y clara. La diagramación de página es despejada y el glosario resulta útil. Los diagramas son gemas de simplicidad y de legibilidad. Volveré sobre esto.

Desde un comienzo, me impactó el nivel de conocimientos de Buzzell, la inesperada claridad de su obra, que toma el desafío de aplicar la comprensión científica contemporánea a las ideas de Gurdjieff, y también la presentación magistral. El primer impacto que registré fue ya en la página 10, en la que Buzzell escribe: “el nombrar (una totalidad o identidad separada)”. Por muchos años he estado reflexionando sobre la invocación: “En el nombre del Padre…”. Había logrado algunos avances en el proceso, pero me encontraba muy lejos aún de comprender por qué una acción debería emprenderse bajo un nombre. Aquí, en una referencia secundaria, casi casual, encontré una idea que me resulta útil ahora, para reflexiones ulteriores: la comprensión de que el hecho mismo de nombrar es un reconocimiento de una totalidad separada.

De manera que Buzzell evidencia una minuciosa atención a los detalles. Además, la potencia de su pensamiento con frecuencia impulsa a la lengua inglesa hacia nuevos carriles. Refiriéndose al modo de escribir de Gurdjieff, Buzzell afirma: “debe leerse…con un sostenido “consciensamiento” de su totalidad, al mismo tiempo que un foco de atención se desplaza, a través de la misma.” (Pág.19). Este original empleo del lenguaje, y también los poemas que aparecen casi como notas de gracia a lo largo del texto, no me parecen forzados. Más bien, la calidad y la textura del pensamiento de Buzzell en su conjunto, se manifiesta orgánicamente por estos medios. Cobra mayor fuerza aún mi conclusión cuando considero los diagramas.

Estos dibujos ayudan a clarificar ideas que aparecen en el texto, pero hacen más que eso. Expanden las ideas, y nos permiten realizar mayores descubrimientos. Son, a veces, enigmáticos, pero esto nos posibilita el legítimo placer intelectual de ver más cada vez que retomamos su estudio. Un buen ejemplo de esto se ve en el eneagrama con anotaciones, en la pág. 160. Experimenté y me remití a él, antes de leer el capítulo que le sirve de marco: “Los Centros Superiores”. Me despertó preguntas, comencé a reflexionar sobre algunos puntos. Luego leí el capítulo. Algunas de mis ideas se confirmaron, y otras no. Pero lo más importante para mí fue la experiencia de provocar a mi mente, una experiencia análoga con los pequeños placeres de jugar con una nueva cámara fotográfica.

Hemos tenido muchos libros que reformulan las ideas de maneras novedosas, o que presentan un enfoque personal y práctico. Son acerca de Belcebú, o bien nos ayudan a dilucidar las ideas que contiene. No estoy criticando a la totalidad de tales libros: si bien algunos son clásicos menores de mediocridad, otros, tales como el volumen póstumo con charlas compiladas de Bennett, son de gran valor. Pero esto, creo, no es suficiente para que se pueda mantener la tradición de Gurdjieff como un vigoroso conjunto de ideas.
“Perspectivas sobre los Relatos de Belcebú”es una clara muestra de que el pensamiento del autor se ha desarrollado bajo el estímulo de Belcebú. Buzzell aplica el sistema de Gurdjieff a la ciencia contemporánea, no mediante el método de “comparar y contrastar”, sino por el hecho de que, en su propio pensamiento, sentimiento, y percepción sensorial, ambos coexisten, aunque sea, quizás, en niveles diferentes, o con diferentes grados de vivificación. Esto significa que el sistema y la ciencia contemporánea pueden relacionarse entre sí, porque se encuentran en el arco de pensamiento de una misma persona. En un libro como éste, las ideas de Gurdjieff realmente espiritualizan el encuentro con la medicina y la química contemporáneas.

Quizá se podría decir que Gurdjieff dio la nota DO al aportar sus ideas y métodos. Quizás los alumnos de Gurdjieff dieron la nota RE al transmitir el sistema a los nietos de Belcebú. De ser así, considero entonces que este libro es la forma en que un alumno da la nota MI desarrollando las ideas de un modo acorde con su formación y sus talentos. En otras palabras, este libro representa el trabajo de Buzzell, no el tuyo o el mío, ni el de otra persona. Pero debido a que es de Buzzell, y debido a que presenta un impulso contundente, puede inspirarnos a que realicemos nuestros propios esfuerzos individuales.

Buzzell puede relacionar los elementos de las ideas de Gurdjieff, y la ciencia contemporánea que de otro modo serían divergentes, porque él abarca algo, aunque sea una pequeña parte, de ambos, con una sola mirada. Ha estirado su cerebro para poder acceder a esta mirada parcial. Y esta es la acción de la parte superior del intelecto. Ninguna otra función, ni la emoción, ni la sensación, ni siquiera las partes inferiores del intelecto, puede lograrlo. Por lo tanto, digo que Buzzell ha intentado trascender lo que él mismo es capaz de hacer, para pensar y sentir lo que jamás podría haber alcanzado antes. Y si el Dr. Buzzell pudo captar la llama de Gurdjieff, ¿por qué no podremos nosotros?

26 de marzo de 2005

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Anthony Blake, DuVersity, United Kingdom

Este estudio que realiza Buzzell sobre los Relatos de Belcebú es un exitoso intento de desentrañar algunos de sus puntos más oscuros. Aborda las complejidades del libro no sólo en términos de su particular lenguaje sino también con respecto a la manera en que se lo puede leer. Recuerdo bien mis primeras lecturas del libro, cuando, siendo estudiante, entraba presuroso a la librería para hojearlo durante mi hora de almuerzo y experimentaba un ‘choque’ particular al reconocer mis propios procesos interiores. Creo que Keith ha hecho un gran aporte en términos de ayudar al lector a adquirir mayor contundencia en su comprensión del texto.

Keith suma a la labor de la exposición, una exhaustiva fundamentación en la medicina contemporánea. Durante muchos años, ha investigado el significado del modelo de la psique humana que presenta Gurdjieff, mediante el estudio de lo que se conoce como neurología y ciencias afines, y una parte de su misión es conformar un puente, o una síntesis entre lo que podemos conocer en nuestro estado ordinario de consciencia despierta, el cual nos brinda una visión del universo como limitado y material, y aquello a lo que podemos acceder en nuestro ‘subconsciente’ – o verdadero consciente, según Gurdjieff – el cual nos ofrece la comprensión de un universo, trans-material, ilimitado en sus fuentes.
En cierto sentido, Keith emula la labor de las diversas hermandades de enseñanza que se describen en Relatos de Belcebú, que se esforzaban en romper el hechizo urdido por el órgano Kundabuffer, mediante mentación activa y esfuerzos eserales.

Para desplegar lo que considero realmente importante acerca de este estudio, necesito comenzar por lo que pueden parecer críticas insidiosas a su abordaje y enfoque: la evolución comienza como negación, tal como lo evidencia el mismo Belcebú.

Mi impresión es que el libro se encuentra, en cierta medida, disminuido por su idolatría reverencial hacia Gurdjieff, hasta el punto de que no se mencionan en él trabajos de ningún otro autor. Si bien Keith ha hecho muchísimo por visibilizar los conocimientos aportados por la ciencia contemporánea, no hace ninguna referencia a las notables obras literarias del siglo veinte. Tal como lo señala el novelista, y decidido admirador de Gurdjieff y de Bennett, William Pensinger, la literatura del siglo veinte no era solamente un experimento con la escritura, sino, lo que es más importante, una investigación sobre nuevas maneras de leer. Del mismo modo en que los Movimientos de Gurdjieff se generaron en la misma época en que se estaban produciendo notables revoluciones en la danza, también sus escritos encuentran gran resonancia en las obras de Joyce y de otros. Tengo un recuerdo nítido de Bennett diciéndome que Ulysses puede considerarse como la novela más importante del siglo veinte, por la profundidad de su descripción de la psique del hombre contemporáneo.

Keith también está predicando para los conversos, ya que su primer capítulo no hace ninguna concesión a lectores que no estén familiarizados con la terminología de las Tríadas, las Octavas, el Eneagrama, y demás. Utiliza el Eneagrama a lo largo de todo el libro como medio para realizar un análisis estructural, y con óptimo resultado, pero el lector necesita estar muy familiarizado con Belcebú para encontrarle sentido a lo que está diciendo. Hubiese sido una buena idea destinar algún espacio a la delineación de la metodología, e ir avanzando paso a paso en su comprensión desde cero, para que el lector pudiera ver con mayor claridad a qué se refiere el autor. El mismo Gurdjieff, en el capítulo Heptaparaparshinokh , vuelve a presentar las ideas básicas.
También es posible preguntarse si Gurdjieff efectivamente se atuvo estrictamente al Eneagrama en su exposición, pero adoptando un enfoque más libre y versátil.

Keith destaca, acertadamente, la naturaleza mitológica del libro, y señala que impacta tanto en la mente consciente como en la subconsciente. En el capítulo sobre la Religión, Gurdjieff se refiere directamente a la necesidad de una exposición efectiva que evoque en nosotros ‘nodos emocionales’. El Enegrama le habla al cerebro intelectual, y es solamente un tercio del panorama completo. Estudios recientes han demostrado que todos los ‘textos espirituales’ de relevancia, tales como el Masnavi de Rumi, – el cual , considero que tuvo una considerable influencia sobre Gurdjieff – revelan una intrincada estructura cuando se los estudia a fondo. Al igual que en Belecebú, no se trata de una estructura que haya requerido de elaboración, en el sentido de un plan de escritura, sino que emergió como una fuente de comprensión, un significado en el cual se unen el consciente y el subconsciente. Esto ha sido estudiado también, en cierta medida, por el Psicoanálisis, como se ve en las ideas de Ignacio Matte Blanco, sobre cómo el inconsciente está compuesto por “conjuntos infinitos”, y se proyecta a sí mismo en la mente consciente, en maneras que parecen “ilógicas”.

En general, entonces, el estudio de Relatos de Belcebú en forma aislada, de alguna manera lo disminuye, porque presenta a Gurdjieff como una figura única y especial. Se genera una impronta de que el libro se está considerando como ‘revelación de escrituras sagradas’, lo cual no es una postura que resulte insostenible, pero, implícitamente, lo remite a todo un corpus de escritos. Autores de la talla de Bennett y Denis Suarat han elogiado su extraordinaria originalidad. Sería difícil hallar muchos libros que estén tan fundamentados en una comprensión , y que involucren tan explícitamente a las ‘leyes’ o estructuras. Las ‘leyes’ son, en efecto, personajes, en la misma medida que los ‘individuos sagrados’ que figuran en sus páginas. Y es cierto que Keith transmite acertadamente que en la lectura misma del libro algo puede sucederle al lector que se asemeja a una manifestación, o una materialización del accionar de las leyes cósmicas. Esto es totalmente distinto de lo que habitualmente se entiende por ‘comprensión’, porque se trata de una vivencia real, que ocurre efectivamente, y no es solo la formación de asociaciones e imágenes. Por lo tanto, es ‘objetivo’, en el sentido Gurdjieffiano del término, una clase de ‘movimientos de razón objetiva’.

Me he colocado a mí mismo en una contradicción: que Gurdjieff es totalmente único y también que sus comprensiones existen en muchas otras personas. Creo que la naturaleza de esta contradicción se puede entender en el título mismo de los Relatos, que es, Del Todo y de Todas las Cosas. Es esta absoluta inclusión de tanta diversidad lo que hace tan notable a Relatos de Belcebú. Bennett, creo, conscientemente se propuso destacar la importancia de esta “todoidad” en su desarrollo de la sistemática, brindando a los lectores una manera de comenzar a realizar lo mismo por su propia cuenta.

Abril, 2005

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Andrew R. Carr, Jr., Memphis, Tennessee

Pero permítame decir lo siguiente: la calidad material del tratado (y la gráfica), así como la perfecta edición… me resultaron sumamente impactantes. No puedo recordar haber leído antes un libro que no tuviera la más mínima imperfección; ninguna. Y su manera de escribir es transparente, y da justo en el blanco emocionalmente… Hasta ahora he leído Perspectivas dos veces. En otro momento, resaltaré el material que me resultó más esclarecedor. Por ahora, permítame solamente decir que la experiencia ha incrementado mi valoración de Gurdjieff, y del material que nos ha legado.

24 de julio de 2005

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