Paul Beekman Taylor
Paul Beekman Taylor es un historiador de Gurdjieff , autor de La invención de los Estados Unidos por Gurdjieff, La Filosofía de G.I. Gurdjieff, G.I. Gurdjieff: Una Nueva Vida, Gurdjieff en la Percepción del Público, Sombras del Paraíso: Gurdjieff y Toomer, and Gurdjieff y Orage.
Una vez más, el libro físico es una maravilla. Los gráficos e ilustraciones son extraordinarios…El valor del libro… está en la clara y detallada relación que se establece entre los conocimientos anatómicos y fisiológicos actuales y la concepción del cerebro humano que Gurdjieff expone en sus escritos…Se requiere una lectura atenta y reiterada para poder comprender las implicancias de lo que Buzzell nos presenta. Los gráficos e ilustraciones constituyen importantes imágenes de sus ideas, y su estudio en detalle resulta sumamente provechoso. Este es un libro de referencia esencial para cualquier persona interesada en la concepción aparentemente única que desarrolla Gurdjieff sobre el cerebro humano.
10 de enero, 2008
Dr. Joseph Azize, autor
(El sitio web del Dr. Joseph Azize se puede encontrar aquí)
Es este un libro único en la tradición Gurdjieff. Es un original aporte al estudio del ser humano, y un punto de partida esencial para estudios ulteriores. Es tan alta la calidad de pensamiento desplegada, que en sí misma ya produce una sutil y potente impresión. La meta explícita del Dr. Buzzell es “combinar una perspectiva científica sobre el universo físico y la biología humana, con una perspectiva sobre la posibilidad de auto-transformación, tal como la que presenta G.I. Gurdjieff.” (pag.131) Estos dos ámbitos: la Ciencia y las Enseñanzas de Gurdjieff, constan de aplicaciones tanto prácticas como teóricas. El Dr. Buzzell (de aquí en más “Buzzell”), médico, músico y científico, explora ambos aspectos, ya que estudia “el amplio espectro de las experiencias humanas que deben ser vividas…” (pag 131 todas las citas en cursiva se encuentran en el original). Invita al lector a que “investigue con mayor profundidad”, para aplicar en los Grupos Gurdjieff, los frutos de estas experiencias e ideas vividas y, sobre esa base, “compartir, comulgar con, apoyar, y alcanzar una relación consciente unos con otros.(Pag.131) El autor presenta ideas con la suficiente profundidad, y con la suficiente afinidad de sentimiento, como para, en primer lugar, despertar nuestros dormidos impulsos de curiosidad intelectual y asombro, y luego, aportar visiones para futuros esfuerzos. Se podría agregarle, a modo de subtítulo: “cómo y por qué los cerebros del hombre forman imágenes, lo que hacen esas imágenes, y cómo esto puede realizarse de un modo saludable, o no saludable.”
Arte e Iustraciones
La tapa es más gruesa que lo habitual en libros de tapa blanda. Un diseño con un entramado de red azul se extiende sobre un fondo gris claro. En el centro, se encuentra un diagrama trazado con finas líneas blancas; consistente en un círculo grande con un círculo levemente más pequeño colocado dentro del primero, llenado con una serie de triángulos interconectados. Los tres ángulos del triángulo recto más grande, están, cada uno de ellos, marcados con un núcleo azul, aproximadamente circular, pero con bordes suaves. Es como si el entramado de red azul se viera recogido hacia los círculos blancos que se destacan, y se concentrara en estos tres ángulos. El diseño evoca la idea de que el espacio/tiempo no es uniforme, sino que es concentrado por objetos dotados de masa. Percibimos armonía, geometría, ley, manifestación, y pacífica transición en sus imágenes simples, que se aúnan para dar origen al surgimiento de formas y concentraciones de mayor complejidad.
La página que precede al índice contiene una de las ilustraciones a todo color que realzan este volumen. Al pie de la misma se encuentra la dedicatoria: “Para Todos Nuestros Hijos y Nietos”. Las ideas que se encuentran en el libro son eslabones de una cadena que se inició con anterioridad aún a Gurdjieff. Este libro, tomado en su conjunto, llena un lugar, y lleva hacia adelante una rica tradición que fluye en cascada desde un gran horizonte. De manera magistral, las ilustraciones de este libro, pero, en particular, la de la tapa, reflejan la visión de que tanto las perspectivas de la ciencia contemporánea como las ideas de Gurdjieff “pre-anuncian una asombrosa nueva visión de nuestro Universo.” (Pag. 3).
El libro está organizado en una introducción y cuatro capítulos. Cada uno de los mismos está precedido por una página que contiene algunas citas breves. Cada una de esas páginas es gris, con una figura geométrica que quizás se podría denominar un triángulo desplegado, difuminado en líneas blancas. Hay un gran número de diagramas, algunos de ellos en color. Solo basta con abrir el libro para comprobar que el editor no se limita a tener un ojo comercial sobre la presentación; al contrario de lo que se puede decir respecto de la mayoría de las editoriales. Más bien, la editorial, sus artistas, correctores, autor y personal, han colaborado en un emprendimiento que es a la vez científico, artístico, y artesanal.
Contenidos
La introducción pone la pregunta: “¿qué hay de novedoso desde los tiempos de Gurdjieff?” La respuesta se encuentra en la “aplicación tecnológica de los principios de relatividad y de mecánica cuántica,” que Buzzell denomina “nuevos movimientos” (Págs. 3-4). Esto posibilita, entre otras cosas, las nuevas tecnologías de imagen como la televisión, las terminales de computadoras, videojuegos, internet, etc., que bombean imágenes que el cerebro debe tomar como reales (Págs. 5-6). Las mismas presentan la realidad de una manera y a una velocidad que no es natural para nuestros tres cerebros.
Puedo observar los efectos de esto, creo, en estudiantes universitarios. Lo quieren todo, ahora (tal como se señala en la pág. 6). No desean aprender gradualmente, a lo largo de un semestre, adquirir las partes componentes y aprender cómo se elabora con ellas una totalidad; quieren que alguien les suministre respuestas que puedan anotar sin pensar. Y son a veces tan volátiles emocionalmente que llegan a un punto de histeria grupal. Yo ya había pensado que “la industria del espectáculo”, que comprime acontecimientos de días, semanas, meses e incluso años, en 90 minutos “plenos de acción”, ha jugado un rol en esto. Gurdjieff elaboró observaciones similares al respecto, pero la situación se ha deteriorado desde su época, y Buzzell ilustra cómo y por qué. Para ponerlo en sus propias palabras: el “tiempo de relación” ideal, o natural para las personas es más lento que lo que actualmente permitimos (Pág.7). Como señala Buzzell, la posibilidad de transformación personal depende de cómo los cerebros digieren intencionalmente las imágenes que forman (Pág. 8). Y como todo proceso, esto requiere su tiempo. Si lo malgastamos, ese tiempo no se respeta, la Naturaleza no nos entrega ese lapso otra vez. Por ejemplo, si los dedos no se diferencian a tiempo, el cuerpo “continúa su pulsión hacia completar su totalidad, y realiza adaptaciones alrededor de las partes inconclusas,” y cada cerebro hace lo mismo (Pág.6).
El título del Capítulo 1 es “Nuevos Conceptos. En 1915, la concepción de Gurdjieff del hombre como un ser tri-cerebrado fue “revolucionaria” (Pág. 11). En la década del ’50, la idea del cerebro triúnico fue introducido en la ciencia contemporánea por Maclean, que empleó el término “mentación” para “un proceso cerebral” tal como lo hizo Gurdjieff. No obstante, el trabajo de Maclean no es de mucha influencia en la neurociencia de hoy en día (Pág. 12). El surgimiento de seres “cerebrados” constituye “El Gran Hito” (Pág. 13):
Este hito consistió en la evolución de mecanismos biológicos (seres uni-cerebrados), que podían construir imágenes sensoriales de una porción resonante de las formas y energías del mundo exterior para sí mismos.
Tanto la teoría de Gurdjieff acerca de los ‘hidrógenos’ como la química contemporánea reconocen la importancia de las energías electromagnéticas vinculantes en el proceso de mantener unidos los “estados de materialidad” (Pág. 14). Tal como Buzzell acertadamente señala, la existencia de otras galaxias no se admitió hasta fines de la década del ’20 (Pág. 15), y sin embargo se incorpora la existencia de otras galaxias en el Rayo de Creación (p.ej. Fragmentos Pág. 80). Coincido con él en que estos adelantos con respecto a la ciencia contemporánea son extraordinarios. Buzzell profundiza en el estudio de los ‘hidrógenos’ más allá de lo que he visto en ningún otro autor, y explica cómo H48 y 24 se pueden percibir como representaciones de impulsos neurales y redes neurales asociativas, respectivamente, las cuales eran sustancias desconocidas en 1915 (Págs. 16-17). Con H12:
…se introduce la materia/energía procreativa (o germinativa). También se puede interpretar como la primera de las materias ‘espirituales’ de Gurdjieff…En el nivel del cuerpo físico de la procreación, es la fuerza superior en el nivel esencialmente solar de la nueva creación – en las nuevas conexiones de nuestro ADN vinculadas por el hidrógeno
El papel de H12 en el desarrollo de la individualidad aporta una base objetiva para la analogía entre el Sol y el “Yo Real”. También brinda una dimensión extraordinariamente concreta de la concepción de Gurdjieff, que nos llega por transmisión oral, de “ crear el sol dentro de sí mismo”. Una tabla de materias, en la Pág. 18, muestra cómo cada hidrógeno se relaciona con las sustancias conocidas por la ciencia; por ejemplo, H6 corresponde a la interacción de las “nubes” galácticas, y H12 al estado de plasma. Mis estudios de la antigua teología solar ya me han confirmado que las numerosas referencias al Sol que hace Gurdjieff estaban hechas con la intención de que se tomaran literalmente a la vez que como metáforas.
Buzzell también estudia uno de los aspectos que, lamentablemente, es de los más relegados entre las ideas de Gurdjieff: las tríadas. Hay un pasaje en particular que es esclarecedor con respecto a la tríada de la transformación 2-1-3 (Págs. 24-5). He realizado un relevamiento minucioso de las diversas indicaciones referidas a las tríadas, y la exposición de Buzzell confirma absolutamente y amplía lo que yo he podido recabar. Su visión de que “la presencia tiene una cualidad nítida y singular en el interior de cada una de las tres fuerzas de la tríada…” explica algo que falta en la exposición de Ouspensky, algo que yo intuía que tenía que estar faltando, pero no podía ver dónde estaba la fisura. Ahora puedo hacerlo. Aquí concluye el capítulo 1.
El Capítulo 2 se refiere al “Cerebro Triúnico”. Buzzell aporta una nueva perspectiva a la fe y a la esperanza, explica la “totalización” (Págs. 30-1) de imágenes y resonancia (Págs. 32-3), y si bien no se refiere aquí a Gurdjieff, sus comentarios sobre la visión (Pág. 34) permiten comprender por qué Gurdjieff privilegiaba la vista (Belcebú Págs. 468-75), el rayo blanco de luz corresponde a la ‘vibración integral-común de todas las fuentes de actualización’, etc.). Buzzell pasa luego a referirse a los otros sentidos, tanto externos como internos, y su aproximación al olfato es especialmente fascinante (Págs. 36 y 43). Escribe sobre el “sentimiento de Yo”, las Grandes Tradiciones y su anquilosamiento, y el método científico, resumiendo el capítulo con “vida” (Pág. 59).
El Capítulo 3, “La Consciencia y la Coalición de Imágenes” demuestra cómo “la consciencia de diversos aspectos del mundo al nivel de la superficie del cuerpo, y más allá de la misma, constituye el estado consciente más elemental, o simple” (Pág. 70). Con esta demostración, Buzzell agrega más capas a lo que ha escrito sobre el cerebro y los sentidos; destacando el sentido del olfato en la Pág. 66. Este capítulo nos lleva a un estado de asombro ante la capacidad de elaboración de imágenes que poseen los seres cerebrados, los funcionamientos de la asociación, la memoria, el tiempo y el desarrollo del lenguaje. Los agudos comentarios que Buzzell formula en la Pág. 75 abren nuevas visiones sobre los comentarios de Gurdjieff en “Bélcebú” y en “Encuentros con Hombres Notables”. A lo largo de varias páginas, Buzzell describe cómo cada cerebro recibe impresiones, forma imágenes y asociaciones, contribuye a distintas experiencias del tiempo, y al desarrollo de las potencialidades humanas. Luego, en las Págs. 78-9, demuestra que, si bien las tomografías computadorizadas por emisión de positrones y las resonancias magnéticas pueden mostrar cómo se comportan diferentes partes del cerebro cuando están escuchando, no tenemos, sin embargo, constancia de dicho proceso sino de la “coalescencia de imágenes.” Cuando dicha imagen es acorde a las leyes que rigen en el mundo exterior, el método científico es posible (Págs. 79 y 81, e ilustraciones 8 y 10). Al final del capítulo, Buzzell se refiere a la “atención” y a la “voluntad”, diciendo:
..La Voluntad, cuando se la comprende como una fuente
Llegados a este punto, tenemos la sensación de que el esquema en blanco y negro del Rayo de Creación que conocemos gracias a Ouspensky, está siendo coloreado. El título del Capítulo 4 es “La Digestión del Alimento, el Aire y las Impresiones: Una Metáfora de la Transformación del Ser Humano.” Quizás el núcleo del libro se encuentra aquí. Buzzell destaca que el tratamiento que le da Gurdjieff a estos temas es metafórico, y que aún el Rayo debe comprenderse de esta manera. Me permito agregar un comentario personal: experimenté un shock en mi comprensión cuando leí el comentario de Buzzell sobre la nota SI: “liberación con respecto al pasado, coalescencia de lo externo y lo interno” (Pág.94). También encontré una de las más importantes elaboraciones sobre “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” que haya yo visto jamás. En primer lugar, el diagrama en color de la Pág. 96 presenta algo que yo mismo debería haber realizado hace mucho tiempo, y grafica el desarrollo de las octavas del aire y de las impresiones más allá de lo que aparece en “Fragmentos”. El extenso desarrollo sobre los alimentos, los procesos a los cuales corresponden, y cuáles fenómenos cósmicos se relacionan con los hidrógenos en cada nivel, es, a mi juicio, una dirección esencial para todo aquel que desee lograr que las ideas de Gurdjieff se puedan comprender personalmente en la práctica. Lo que logra Buzzell es revestir las abstractas líneas en blanco y negro del diagrama de la alimentación que se encuentra en “Fragmentos”, con carne, sangre, oxígeno, vitaminas, hormonas, y otros elementos. La presentación de las impresiones como alimento probablemente no aporte contenidos distintos de los que muchos ya sospechábamos; pero está organizado y explicado con autoridad y en forma concisa.
Este último capítulo incluye algunos puntos y citas de interés, como por ejemplo una cita de Tracol (Pág. 108). Configura un conjunto con mucha eficacia, a la vez que cubre muchos aspectos de la ingestión y de la digestión de los alimentos, y los relaciona con la evolución consciente del hombre, este ser triúnico. Algo que pienso podría suplementar la exposición sobre la respiración (Pág. 112) sería una referencia a las pausas sutiles en la respiración. Dichas pausas, y en realidad, el ritmo entero de la respiración, son importantes en la digestión del aire, el propio estado emocional y, más aún, el tempo y el estado del propio cuerpo.
Una vez que los tres alimentos han ingresado al cuerpo (y sospecho que la ingestión de las impresiones comienza ya en la atmósfera del cuerpo) los productos digeridos de los tres alimentos se combinan dentro de la circulación interna del cuerpo (Págs. 116-7) apuntando directamente hacia los ejercicios “Combinatorios” de Gurdjieff. Las tres octavas pueden, con ayuda del primer choque consciente, llegar a la Tríada RE24, FA24, LA24, (Pág. 118). Las imágenes conscientes está hechas de H24 podemos incluso decir que para nosotros, H24 es las imágenes conscientes (extrapolando de Págs. 119-20). Con este choque, y sus imágenes conscientes, se manifiesta una presencia, o testigo interior (Pág. 119).
Esto nos lleva al punto crucial.
El esfuerzo por mantener la separación entre la presencia y las imágenes creadas es el factor clave para la potencialidad inherente al recuerdo de sí. Si se pierde este estado de separación, la identificación con la imagen ocurre instantáneamente…(Pág. 119)
Sin esta separación, las Danzas Sagradas, que según Buzzell pueden representar “movimiento atencionado” (Pág. 121) serían ejercicios gimnásticos. El libro luego pasa a abordar lo que puede ser su parte más trascendente: el estudio del segundo choque consciente.
Debe resultar claro, a esta altura, que considero que este es un libro importante. Tal como lo señalé anteriormente, creo firmemente que toda persona que desee arribar a la mejor comprensión práctica posible de las ideas de Gurdjieff y de los mejores métodos posibles que se relacionan con ellas, debe adentrarse en estos temas, en conformidad con el Tercer Esfuerzo Eseral Obligoluado. Esto no significa necesariamente leer el presente libro. Pero, ya que está disponible: ¿por qué no? Y si se lo encuentra difícil, y tiene partes difíciles, ese es el desafío. Aunque Buzzell se ha ganado la calificación de Oskianotser (Belcebú Pág. 1122), no puede cumplir su función sin lectores que estudien no sólo el libro, sino el legado viviente del cual ha surgido.
Algunas personas adoptan la postura de que detestan las teorías, y dicen que sólo desean lo práctico. Esto es infantil. Puede alguien imaginar a cualquier científico sin mencionar a un Pooloodjistius, que jamás había estudiado teoría alguna, no sabía matemáticas, ni física, ni química, pero decía : “Déjenme suelto en el laboratorio”?
8 de enero, 2008