Reseña:  El Tercer Esfuerzo

Esta reseña se publicó en la edición de noviembre 2014 de Parábola.
También está disponible aquí un posteo de blog del Dr.Azize con fecha octubre 2018.

Reseña por Joseph Azize

Joseph Azize es un sacerdote Maronita. Es integrante honorario del Departamento de Estudios de Religión de la Universidad de Sydney, y es Profesor Adjunto de Teología e Historia Antigua en la Universidad de Notre Dame de Australia. Fue el hoy fallecido George Adie, discípulo directo de Gurdjieff, quien le hizo conocer las ideas y los métodos de G.I. Gurdjieff.

La naturaleza de la sabiduría es necesariamente esotérica, porque subsiste en un nivel que transciende a, y que a la vez es interna con respecto a, toda cosa que podamos percibir en forma directa. Al igual que cualquier ser orgánico, una tradición dada experimenta una concepción, un desarrollo, y un fallecimiento (en Inglés demise, del Francés desmettre, literalmente una“expulsión,” un “descarte”). Ni los nacimientos, ni las vidas, ni los fallecimientos de las tradiciones de sabiduría son como los de la humanidad, y sin embargo, son análogos. Una Sabiduría Brinda fuerza y propósito a sus integrantes humanos, y sin embargo, la tradición no puede realizar su propósito en este plano a menos que una cantidad suficiente de integrantes permanezcan enteros y vitales. Reitero: una tradición de sabiduría es una presencia, y en la medida en que estemos dormidos frente a esta realidad, no habremos ingresado a la corriente.

Este libro enigmático, que es más bien un manuscrito iluminado antes que un libro con diagramas, está escrito dentro de la tradición de sabiduría de Gurdjieff (c.1866-1949), y es un valioso aporte a una corriente ya notable. Para aprovechar esta obra, no obstante, uno tiene que haber comenzado por Gurdjieff. Pretender comenzar en este punto, sin haber previamente estudiado a Gurdjieff, y sin conocer sus libros al dedillo, sería como pretender leer el comentario de Proclo sobre el Timaios sin haber estudiado antes los Diálogos de Platón, y sin consultarlos permanentemente.

La obra de Buzzell resultará virtualmente incomprensible si uno no ha leído el libro de Gurdjieff, Relatos de Belcebú a su Nieto, y el libro de Ouspensky Fragmentos de una Enseñanza Desconocida. En el caso de quienes no hayan estudiado las obras citadas, debo decirles que, si realizan el esfuerzo, se verán extraordinariamente recompensados. Es mi convicción que las instancias centrales de comprensión a las que llega Gurdjieff son relevantes para cualquier tradición de sabiduría. Gurdjieff vio dos cosas con gran claridad: primero, que para retornar conscientemente y conciencialmente (palabra acuñada por él) a Dios, el Absoluto que es El Todo en todo, uno debe convertirse en una persona entera, integrada; y segundo, que el mayor obstáculo para tornarse consciente, y para ser consciente de la consciencia, es la predominancia de las emociones negativas en nosotros. La pregunta es, entonces ¿cómo accedemos a ser conscientes? O, dicho en otras palabras, ¿cómo superamos las emociones negativas y accedemos a la consciencia?

Es en este punto donde se manifiesta la relevancia de los Grupos Gurdjieff y de este libro. Buzzell afirma en diversas ocasiones que los grupos Gurdjieff forman parte de lo que él denomina la “Gran Tradición” y que son una fuerza para el desarrollo de la consciencia en nuestro mundo. La meta de la filosofía no es interpretar al mundo, ni tampoco transformarlo en forma directa, con todo respeto a Marx. Es comprender el sentido de la existencia y transformarnos a nosotros mismos. Si, y solo si, partes del mundo cambian para mejor, entonces el mundo también podrá moverse en esa dirección. Gurdjieff insistía en que las ideas y los métodos que él traía debían ponerse en práctica. Este pequeño libro representa un esfuerzo sostenido para hacerlo. Los Libros como este no deben confundirse con “El Trabajo” al cual Gurdjieff instaba, pero son sus frutos, y pueden conducir a dicho Trabajo, y a inspirarlo.

Tan alta es la calidad del pensamiento de Buzzell, y tan potente es su presentación en las generosas iluminaciones, que estas impresiones pueden evocar una respuesta consciente en el lector. Buzzell es un científico, y por muchos años se ha desempeñado como Médico. Sin embargo, llegó a la Medicina mientras estaba cursando estudios para una licenciatura en Música, y con el apoyo de Fifth Press y la dedicación del personal de dicha editorial, ha logrado una unión entre Arte, Artesanía y Ciencia. Las páginas son sencillamente hermosas: triángulos como tesseras se alzan en relieve como oropimentos, mientras que otros refulgen como rejalgares. La sabiduría busca la belleza.

Y pasemos ahora a los detalles. El “tercer esfuerzo” del título es el tercero de los “Esfuerzos Obligoluados,” de Gurdjieff, es decir, el “esfuerzo consciente por conocer cada vez más las leyes de Creación y de Mantenimiento del Mundo.” Del mismo modo en que el Libro de Génesis, con todas sus anomalías, y quizás incluso mediante esas mismas anomalías, brinda el contexto de las revelaciones Judías y Cristianas, el mito de creación de Gurdjieff cumple un fin similar dentro de su tradición.

Cómo surgió nuestra realidad, cómo está estructurada orgánicamente, y cómo puede evolucionar conscientemente: estos tres aspectos del misterio de la creación constituyen para Buzzell su area de especial interés. Estudios recientes han puesto de relieve lo que Gurdjieff denominaba su “obstinado anhelo,” de introducir un nuevo concepto de Dios. En este, el sexto volumen de su serie, el acento está puesto, quizás, en el concepto de imparcialidad, y en la capacidad que tenemos de ver nuestra condición, formular una meta valiosa, y movernos en esa dirección mediante la estructuración del pensamiento.

El primer tema importante que se trata en profundidad es “el sistema solar como individuo.” En mi comparación de la tradición con un río, ya me he referido a la comprensión que tenía Gurdjieff de que los humanos no son las únicas entidades conscientes en el universo, aún cuando no comprendamos realmente cómo reconocer manifestaciones de consciencia distintas. En este capítulo, Buzzell hace su recurrente aseveración de que, solamente mediante el tercer cerebro, nuestro intelecto ordinario, “el hombre puede cobrar consciencia de sí mismo y de sus manifestaciones funcionales (en imágenes) … el tercer cerebro puede crear imágenes, y efectivamente las crea, a partir de la presencia de componentes químicos y neuronales ….” La formación consciente de estas imágenes es quizás el factor primordial en nuestra transformación consciente, en la medida en que ésta ocurra.

Buzzell luego se ocupa de la idea de “ESFORZARSE.” El esfuerzo es por alcanzar imparcialidad: al llegar a comprender las leyes cósmicas fundamentales, podemos ver nuestra posición actual en el mundo, y también en cuál posición podríamos estar. Para quienes ya hayan estudiado a Gurdjieff, los diagramas que muestran, en primer lugar, el funcionamiento independiente, y luego el funcionamiento combinado, de las leyes fundamentales contenidas en el eneagrama, producirán un impacto de conmoción en su comprensión. Los símbolos que aparecen en la página 15 comenzarán a cobrar significado para los lectores cuando comprendan que el punto del centro del triángulo central que está en la figura de la porción superior derecha representa la Voluntad única del Creador, que contiene dentro de sí todas las potencialidades.
l triángulo dentro del cual se encuentra es una tríada, el símbolo de la Santísima Trinidad, cuya voluntad y sustancia triúnica se expresan en los tres lados del triángulo. Este triángulo, contenido dentro de un círculo, simboliza la totalidad de lo que Gurdjieff denominó “Primer Mundo” (la terminología empleada en Fragmentos) o “el Santísimo Fuente Primordial-Sol Absoluto – ‘Protocosmos’” en Belcebú.

Cada lado del triángulo es también un eje. El lado puede abrirse hacia afuera, o “manifestarse” y, al desplegarlo, crea otra tríada. A medida que se avanza en el libro, los diagramas se tornan más elaborados, y detallan el lugar de la humanidad, de nuestros alimentos (alimento sólido, aire, e impresiones), y de nuestros cerebros (centros orgánicos de iniciativa organizados y relativamente autónomos, conectados entre sí con variados grados de eficiencia).

Para asistir al lector, cabe señalar que en las páginas 85-86 hay una tabla muy útil con los “mundos” de los cuales habla Gurdjieff: Mundos 96, 48, 24, 12,y 6. Buzzell describe cada mundo en tres partes : Verbalmente ilustra tanto las características físicas como las psicológicas, mientras que geométricamente lo representa mediante los triángulos antes mencionados, todos manifestándose hacia afuera a partir de la Voluntad del Creador.

Por ejemplo, el mundo 48, el mundo de nuestra experiencia sensorial, es físicamente un mundo de cuerpos, y sus movimientos están gobernados por la gravedad, etc., mientras que, psicológicamente, se distingue por “el carácter único de la experiencia personal del cuerpo,” se trata de un “mundo de opuestos, sin reconciliación dentro de sí mismo.” Vivimos en el “segundo estado de consciencia (la consciencia de vigilia).” En tanto que el Mundo 24, para nosotros el mundo que está inmediatamente “más arriba” (o más adentro, que viene a ser lo mismo), es físicamente el ámbito atómico e iónico, que está abierto a nuevas formas, reconcilia interacciones activas y positivas, y está muy poco gobernado por la gravedad. Psicológicamente, es el tercer estado de consciencia. (consciencia de ser), con su potencialidad para la reconciliación de fuerzas opuestas y la “inclusión de todo otro” (la cursiva es de Buzzell). He omitido mucho, pero claramente, un estudio de estas dos páginas será útil para que cualquier lector cuyo contacto con Gurdjieff sea reciente, pueda orientarse en la comprensión de estas ideas.

La sección “la sensibilidad en el mundo atómico” del breve capítulo sobre “Inteligencia y Consciencia” evocó en mí una respuesta en el sentimiento: El campo cargado que está alrededor de un átomo es un campo de posibles interacciones con otros átomos y energías – lo cual parece obvio una vez que se señala. Sin embargo, yo nunca había visto que esta potencialidad para intercambiar es una cualidad primordial de la consciencia, porque, sin consciencia, ¿qué posibilidad de interacción puede existir? Los campos cargados alrededor de nuestros rostros deberían habernos enseñado que la sensibilidad, y, por ende, alguna especie de consciencia, es una propiedad del mundo atómico. A la luz de lo anterior, la consciencia más organizada e Iluminada que se busca en las tradiciones de sabiduría, se torna más accesible, y más en consonancia con la naturaleza de la realidad.

El próximo tema, el surgimiento de un sistema nervioso, nos lleva de los campos atómicos a las fibras neurales, y de allí a un sistema nervioso centralizado. Las ondas Iónicas son la esencia de los impulsos neurales: pueden llevar información o iniciar acciones químicas dentro de una célula. La aparición de las neuronas facilitó ambos procesos y potenció las posibilidades de crecimiento, porque ahora se podía identificar el alimento adecuado para las células, se podían discernir las amenazas, y se podía reconocer la luz y el sonido. A partir de este punto, con el paso del tiempo, surgió el “primer cerebro,” el cual Gurdjieff denomina el “centro instintivo,” y que se ocupa de “la supervivencia individual del organismo.” Pero el aspecto más extraordinario de este capítulo es el pequeño diagrama de la “Tríada de Supervivencia del Primer-cerebro.” El mismo muestra cómo, desde el punto central de la ‘Voluntad-de-Ser,” se manifiesta la supervivencia física en el momento, la supervivencia hacia el futuro, y la supervivencia mediante el alimento. Para mí, esto constituyó un recordatorio gráfico de que la Voluntad-de-Ser está programada profundamente en nosotros, y debería, por lo tanto, ser más accesible. Por supuesto que no es probable que uno busque el acceso a algo de cuya existencia uno no está consciente. Pero una vez que sabemos que está allí … esto constituye otra demostración más de hasta qué punto el desarrollo intelectual y artístico que realiza Buzzell con respecto al sistema de Gurdieff es de tan alta calidad que resulta práctico.

En lugar de continuar en esta tónica, permítanme referirme a uno de los últimos capítulos: “La Consciencia – Una Precondición para el Amor.” Buzzell afirma que el amor genuino puede – y pone el acento en que esto es en potencia – entrar en nuestras vidas en lo que Gurdjieff denominó “el primer choque consciente”. Esto me sorprendió, incluso me sacudió en un primer momento, porque el primer choque consciente es lo que Gurdjieff denomina “recuerdo de sí”: es decir, hacerse consciente de, sentir y tomar sensación de, uno mismo como una totalidad, en el momento presente. Sin embargo, al reflexionar sobre esto, me pregunté ¿cómo podría esto separarse del amor? Tal como él lo afirma, cuando aparece, se expresa como un deseo real. Prosigue aseverando que: “El esfuerzo por iniciar el primer choque consciente es el comienzo de toda una vida de lucha, percepción imparcial, decisiones, y una multitud de fracasos.”.

Nuevamente, este concepto de imparcialidad. Sin imparcialidad, nuestra atención está a merced de nuestras parcialidades. Pero a menos que podamos dirigir nuestra atención imparcialmente hacia nuestras funciones, especialmente nuestras funciones intelectuales, emocionales y físicas, jamás pueden operar con el nivel de consciencia que deberían, (mi paráfrasis de la página 111).

Creo que he presentado fundamentes suficientes aquí para acreditar por qué considero que la obra de Buzzell figura entre los frutos más relevantes de la tradición Gurdjieff, al menos entre los que forman parte directamente del dominio público: el desarrollo consciente de individuos que pueden formular y actuar en la consecución de una meta objetivamente buena (es decir, una que esté en consonancia con la consciencia) debe ser previo a tales logros. La cuestión de la relación entre esta tradición y otras es algo de lo cual no me voy a ocupar aquí, salvo para señalar que el mismo Gurdjieff afirmó que su sistema era Cristianismo esotérico.

Para concluir con esta reseña, ahora que hemos visto algo de las indagaciones de Buzzell, podemos comprender mejor la trascendencia de esta combinación de escritura analítica, artística y mística. Comencé con la analogía del Neoplatonismo, en parte porque Gurdjieff, desde mi punto de vista, inició una tradición que era paralela a este último en ciertos aspectos fundamentales, especialmente con respecto a la escuela Oriental de Jámblico, más específicamente la potente idea de la formación de un vehículo para el alma. Consideremos el siguiente pasaje de la traducción realizada por Armstrong de la vida de Plotino, escrita por Porfirio: “… él estaba presente, a sí mismo a la vez que a los demás, y jamás relajaba su atención, que estaba dirigida hacia sí mismo, excepto cuando dormía.” He publicado mis reflexiones al respecto en otros ámbitos: baste aquí decir que estos y otros conceptos que tienen en común Gurdjieff y los Neoplatónicos me parecen tan poderosamente similares como para descartar toda posibilidad de una coincidencia.

Y, así como, para comprender a estos pensadores clásicos, se necesita aprender un nuevo vocabulario, casi un nuevo idioma, lo mismo ocurre también con Gurdjieff y con Buzzell. La bendición sacerdotal bíblica de Números 6:24-26 no se puede estudiar realmente en ningún idioma que no sea el Hebreo: esto se puede apreciar en las notas de la obra de Milgrom Números, El comentario JPS sobre la Torah, páginas 346-348. El material de El Tercer Esfuerzo se puede leer en Inglés, pero el idioma de iniciación es el de las ideas y los métodos de Gurdjieff.

Creo que el esfuerzo por adquirir este “idioma” bien vale la pena. El éxito de la obra de Buzzell es, en sí mismo, prueba del valor de las enseñanzas de Gurdjieff. Se nos invita a un trabajo de iniciativa intelectual tan finamente equilibrado y tan imparcial que el intelecto sabe cuándo se requiere que armonice con el sentimiento y con el instinto orgánico. La mente tiene su ventaja sobre nuestras otras facultades–posee la mejor posibilidad de reconocer y aceptar su verdadero papel, y de ayudar a las otras facultades a que hagan lo mismo en la manera apropiada para ellas. Y, aplicada correctamente, la tradición de Gurdjieff, y el aporte que el Dr Keith Buzzell’s hace a la misma, nos puede ayudar, si así lo deseamos, a despertar a nuestras mentes sumidas en el sueño.

noviembre, 2014


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Keith A. Buzzell
2014

$25

ISBN# 978-0-9763579-5-7
Tapa Blanda
160 páginas
31 ilustraciones
6 ⅝” x 9 ½”